Reseñas
Wright, E. O. (2020). Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI. Traducción Cristina Piña Aldao, Akal Pensamiento Crítico (150 páginas)
Erik Wright plantea su libro Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI como una recapitulación y continuación de su obra Construyendo utopías reales (2010), donde “de establecer la plausibilidad de una alternativa democrático-igualitaria al capitalismo, había pasado a centrarme en el problema de la estrategia, en cómo llegar a dicha alternativa” (2020, p. 8). El autor postula que un mundo diferente no solo es posible, sino que ya se están conformando los elementos para llegar a él, hay formas de arribar a éste y en caso de ser alcanzado, podría mejorar las condiciones de prosperidad para la mayoría. En este contexto, ser anticapitalista no sería una “simple actitud moral ante los perjuicios y las injusticias del mundo que vivimos, sino también […una] actitud práctica enfocada a la construcción de una alternativa que ofrezca mayor prosperidad humana” (pp. 13-14).
En el primer capítulo, titulado “¿Por qué ser anticapitalista?”, el autor explica que el capitalismo, si bien es una máquina para el crecimiento y el desarrollo económico y tecnológico, también es una máquina de generar desigualdad. Wright cree que es el mismo capitalismo el que siembra anticapitalistas, y plantea que hay dos tipos de motivaciones distintas para oponerse a este sistema. El primer grupo está constituido por los intereses de clase, a los cuales el marxismo clásico ha apelado históricamente. En el pasado, esta motivación por sí sola podría haber servido para coordinar las luchas anticapitalistas, pero en el siglo XXI las relaciones de clase se han complejizado hasta tal punto que además se necesita de un segundo grupo de motivaciones, que son los valores morales. A través de éstos podemos juzgar qué está mal en el capitalismo, qué cosas son injustas y qué alternativas serían deseables a este sistema. Los valores que fundamentan la oposición al capitalismo incluyen tres grupos fundamentales: igualdad/equidad, democracia/libertad, comunidad/solidaridad.
En el segundo capítulo, “Diagnóstico y crítica del capitalismo”, se analiza cómo el capitalismo promueve la aparición y desarrollo limitados de estos tres pares de valores, pero obstruye la realización plena de los mismos. En el caso del par igualdad/equidad sucede que, debido a la desigualdad de rentas y patrimonios, en las economías capitalistas hay un acceso dispar a las condiciones necesarias para llevar una vida próspera. La democracia es coartada por los acaudalados, que tienen un acceso mayor al control del poder político que los ciudadanos no ricos. La libertad de decir que no (por ejemplo, a un trabajo precario) y de actuar positivamente en los planes de vida propios se restringe para muchas personas mientras que aumenta para unas pocas. Por su parte, el valor de comunidad/solidaridad es corroído por el escenario hostil que genera el capitalismo fomentando motivaciones individuales, como la codicia y el miedo, y formas culturales invasivas, como el individualismo competitivo y el consumismo privatizado.
En el tercer capítulo, “Variedades de anticapitalismo”, se pasa revista a las cinco lógicas estratégicas que han sido particularmente importantes a lo largo de la historia en las luchas anticapitalistas: 1) aplastar el capitalismo (ligada a la revolución como instrumento para destruir el capitalismo y sustituirlo por una alternativa mejor); 2) desmantelar el capitalismo (donde el desmantelamiento sería gradual y se construiría una alternativa mediante la acción sostenida del Estado); 3) domesticar el capitalismo (lógica que incluye desarrollar políticas estatales y construir instituciones capaces de neutralizar los daños del funcionamiento normal del capitalismo); 4) resistirse al capitalismo (resistencia que se da por fuera del Estado buscando mitigar los daños causados por el sistema); y 5) huir del capitalismo (aislarse de los efectos perjudiciales del capitalismo y de ser posible, crear algún entorno protegido, una pequeña comunidad que se rija por principios más solidarios). El autor considera que las “tragedias revolucionarias del siglo XX” (p. 46) muestran que la primera lógica ya no es una estrategia coherente para lograr una alternativa democrática, igualitaria y emancipadora. Sin embargo, Wright cree que en el siglo XXI es posible combinar las otras cuatro estrategias en lo que él llama erosionar el capitalismo. Esta visión considera que las relaciones económicas más democráticas, igualitarias y participativas posibilitadas por la acción coordinada de estas cuatro estrategias tienen la posibilidad “de destacar lo suficiente en la vida de individuos y comunidades como para que sea posible finalmente desplazar al capitalismo de su función dominante en el sistema” (p. 62).
En el cuarto capítulo del libro, titulado “Un destino fuera del capitalismo: el socialismo como democracia económica”, se desarrolla una lista de componentes no capitalistas que en su conjunto podrían llevarnos a un socialismo democrático. La lista de elementos incluye la aplicación de una renta básica universal, la economía de mercado cooperativa, la economía social y solidaria, el democratizar las empresas capitalistas y que la banca sea convertida en empresa de servicio público. Aunque el socialismo no implica la inexistencia del mercado, en el socialismo democrático crecerían exponencialmente formas de actividad económica no mercantilizada, tales como una provisión estatal no mercantilizada de bienes y servicios, la producción colaborativa entre iguales (cuyo ejemplo paradigmático es Wikipedia) y las licencias de acceso abierto para el conocimiento técnico y científico.
En el capítulo cinco, “El anticapitalismo y el Estado”, el autor da cuenta de que, si bien el Estado capitalista reproduce el capitalismo, no lo hace de manera perfecta y que mientras mayor sea la democracia, más se diluyen y contrarrestan las tendencias autodestructivas del capitalismo. Actualmente hay dos retos que el Estado capitalista no puede resolver de manera satisfactoria: el calentamiento global y los cambios tecnológicos (ligados a la revolución de la información). Estos retos podrían llevar a una erosión acelerada de la democracia o a su revitalización, generando nuevas formas de intervención estatal y de actividades económicas más democráticas e igualitarias. Pero para que esta revitalización suceda se necesitan agentes colectivos.
En el capítulo final, “Los agentes de la transformación”, a diferencia de Marx con el proletariado, Wright no puede responder a dónde habría que buscar a los actores esenciales para erosionar el capitalismo, pero sí aclara qué directrices hay que seguir y qué retos superar a la hora de crearlos. Para la formación de actores colectivos anticapitalistas no alcanza con apelar a los intereses individuales o de clase, se necesita también apelar a las identidades (que cuando son compartidas pueden facilitar la solidaridad para la acción colectiva sostenida), y a los valores (que pueden ser la base potencial para construir unidad política a través de las diversas identidades).
Este libro fue pensado originariamente en dos partes con los mismos capítulos y títulos. La primera parte pretendía ser un manual popular para los activistas políticos y personas comunes y corrientes que se interesen por el tema, en contraposición a la segunda parte, que buscaría ser intelectualmente rigurosa, para su debate académico. Lamentablemente, por la pronta muerte del autor en 2019, solo contamos con la primera parte de este libro, razón por la cual la última obra de Erik Wright es accesible al público general. Además, para quienes coincidan con el filósofo Mark Fisher acerca de que “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo” (2019, p. 13), y con el periodista Pablo Stefanoni, quien plantea que la izquierda “se quedó sin imágenes de futuro para ofrecer” (2021, p. 9), Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI responde ofreciéndonos una esperanza, un horizonte al cual apuntar al pensar un mundo anticapitalista. Sí, un futuro mejor por fuera del capitalismo es posible y este libro puede contribuir a crear los agentes colectivos capaces de llevarlo a cabo.
Referencias
Fisher, M. (2019). Realismo capitalista. ¿No hay alternativa? Buenos Aires: Titivillus. Recuperado de http://comunizar.com.ar/wp-content/uploads/Fisher-Mark-Realismo-Capitalista.pdf
Stefanoni, P. (2021). ¿La rebeldía se volvió de derecha? Buenos Aires: Siglo XXI Editores.